
Una reforma es un proceso de “cambio de aspecto o de funcionalidad” de una estructura (entendido en sentido amplio), es decir, una modificación en la forma o en el tamaño de la misma o una ampliación, con fines de remodelación o adaptación a otros usos, incluidas casi siempre las treas de preservación y de mantenimiento (tratamientos contra la acción de los elementos, pintura, impermeabilización y otras). En el área de la arquitectura, implica en muchos casos una real reconstrucción total o parcial de una edificación, por estar la misma en estado ruinoso y de abandono, o por la necesidad de reparaciones necesarias para mantener o mejorar la estabilidad
estructural, o para adaptar lo existente a un nuevo proyecto, etcétera (en muchos casos usando andamios o cimbras o cercas o redes de protección).
Al hablar de una reforma, se alude generalmente a un proceso total o parcial de modernización o readaptación de una vivienda unifamiliar o de un negocio o de una edificio de renta, pero también de un barrio entero o de toda una ciudad o poblado; en ese caso, el término más adecuado sería el de renovación urbana.
Dentro de los tipos de reformas, la principal clasificación se lleva a cabo por su envergadura. En este caso se puede dividir en obras mayores y menores. En las menores no será necesario pedir ningún permiso. Se trata de reformas que no afectan ni a la estructura ni a los elementos más importantes de la vivienda o local en el que se va a realizar. Esto es, a las vigas, los tabiques, entre otros.
Son obras que se llevan a cabo con bastante frecuencia. Por ejemplo, el cambio del suelo de una cocina o de una habitación. También se considera una obra menor un cerramiento o el cambio de las puertas de la casa para instalar, por ejemplo, una puerta blindada en su entrada. Entre sus ventajas reside en que en muy poco tiempo y con un mínimo de esfuerzo, inversión y molestias, se puede mejorar bastante una vivienda, tanto en aspecto como en comodidad. Este tipo de obras, generalmente, sólo requiere, como mucho, su comunicación. Y no en todos los casos.
Las obras mayores son las que implican la modificación de elementos sustanciales en la vivienda. Por ejemplo, tirar tabiques. O un cerramiento a gran escala de una terraza con elementos fijos. O el cambio de distribución de los descansillos de un portal, en cuyo caso deberá estar de acuerdo toda la comunidad antes de nada. Generalmente, son obras que mejoran en gran medida una vivienda. O bien la revalorizan porque se gana en espacio o bien otorgan más comodidad a sus habitantes. Todo gracias a que estas obras permiten personalizar al máximo la vivienda.
En este caso, será necesario solicitar los permisos necesarios, que dependerán de la envergadura de la obra, la localidad y la comunidad donde se realice la obra.